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La realidad, es que la globalización económica ya no es una teoría, o un posible camino de la economía y el mercado, sino un hecho concreto que está cambiando por completo las estrategias económicas de todas las naciones, redefiniendo las relaciones internacionales y creando nuevos y poderosos patrones culturales.
Ambiental/Seminario 4/U10-Profundizacion/6. Materiales de profundización.pdf
Mateus, J. R., & Brasset, D. W. (2002). La globalización: sus efectos y bondades. Economía y desarrollo, 1(1), 65-77.
El propósito económico que inspiró la globalización es, sin lugar a duda, el de crecimiento económico de la clase empresarial, pero no hay evidencia de que la cuestión de desarrollo del ser humano tiene parte importante en el movimiento, ahora precipitadamente a flote en todas partes del mundo. Como tal, la globalización puede ser una buena estrategia para la acumulación de riquezas, pero esas riquezas son ante todo para unos pocos y no integra ninguna política proyectada para el desarrollo integral de una comunidad o una población.
El Fondo Monetario Internacional ( FMI ) la define como “la interdependencia económica creciente en el conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del volumen y de la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al mismo tiempo que por la difusión acelerada y generalizada de la tecnología”.
Según el profesor HÉCTOR LEÓN MONCAYO , en principio, la globalización podría definirse no sólo como una extensión de las relaciones sociales a nivel mundial sino como una intensificación de las mismas que han puesto en contacto de manera directa todos los puntos del planeta. No se trata pues, de movimientos o vínculos que “cruzan las fronteras” sino de relaciones de inmediatez, donde lo local es de por sí realización de aconteceres distantes.
La razón por eso es que el desarrollo y la estabilidad tienen que ver con un progreso y maduración interna de una comunidad. El desarrollo no se puede imponer desde el exterior. Los cambios sí se pueden pero el legítimo desarrollo no. (...)
Lo mismo es cierto por lo que se refiere al individuo. En ningún caso el desarrollo de una persona se puede imponer desde el exterior; el desarrollo es un proceso que ocurre por dentro y se logra con base en la experiencia, los ensayos y fracasos, la imaginación de la persona. Y una persona con facultades y capacidades bien desarrolladas, resiste mejor a las influencias malas y destructivas que una persona bien desarrollada en todos los sentidos.
(...)
Como se anotó anteriormente, la historia del progreso humano nos recuerda repetidamente que todos los grandes pasos en adelante en la condición humana fueron iniciados por personas fuera del sistema formal y por gente, por lo general, sin cargo o poder convencional y JESÚS es el ejemplo supremo de este modelo de progreso y la inspiración de todos los que quisieran participar en el bondadoso acto de creación de Dios.
El despliegue mundial del capital no prescinde del Estado aunque el Estado tiene un papel en ello. Pero para los partidarios de la globalización, los principales actores o hacedores de la historia económica, son las transnacionales y su gran capital con sus estructuras e instituciones supranacionales; los sujetos, organizaciones, movimientos y pueblos no hacen sino presenciar los acontecimientos y ocupar el lugar que les fijan las estructuras del mercado y el capital global; la historia no se construye por ellos, se presencia, se les impone una ideología según la cual no hay alternativa al neoliberalismo y a la globalización. [CALVO , JUAN : Globalización revista Web mensual de economía, Sociedad y Cultura - ISSN 1605-5519.]
Pero ¿de qué se está hablando cuando se menciona el término “globalización”? Dice JUAN CARLOS TEDESCO :
“Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los que quedan excluidos de la globalización es el refugio en la identidad local donde la cohesión del grupo se apoya en el rechazo a los ‘externos’. [TEDESCO , JUAN CARLOS : “Educación y sociedad del conocimiento y de la información” en Revista Colombiana de la Educación 06/2000]
No hay precedentes muy exactos para indicar lo que se puede esperar en estos países a consecuencia de las grandes olas mundiales. Sin embargo, la historia moderna tiene un antecedente algo parecido en el área de la cultura popular y empresarial. La hegemonía norteamericana en las industrias cinematográfica, comunicaciones, ciencias y tecnología y el comercio, tal vez presten un ejemplo aleccionador. (...)
Pero vale la pena anotar, de manera aparte, que ha habido un cierto decaimiento en la cultura norteamericana también. (...) [Que se observa en la degradación y vulgarización completa de muchos aspectos de la cultura popular y comportamiento público en ese país.]
La pregunta que se impone a raíz de esta observación, que es pertinente, es ¿por qué esto ocurre en una sociedad que ha hecho tanto para satisfacer las necesidades básicas de su población? Tal vez la responsabilidad de la sociedad para proporcionar las condiciones para el desarrollo humano, tiene sus límites. Claro, en el concepto católico, el individuo tiene que hacer su parte; la sociedad debe proveer las condiciones básicas, es decir, las condiciones de justicia y oportunidad, pero le incumbe al individuo, la familia y su contexto social inmediato hacer el resto. Es decir, el ser humano efectivamente tiene un libre albedrío que le permite actuar de acuerdo con, o en contra de, los propósitos de Dios. La sociedad debe proporcionar las libertades y condiciones básicas y el individuo tiene que cumplir con su parte. En el concepto de la Iglesia, la persona debe trabajar por su pan de cada día. El Estado, en la línea central del pensamiento católico mantiene que los padres, y no el Estado, deben asegurar los medios adecuados de su familia; en este pensamiento los organismos de caridad tienen una responsabilidad de intervenir cuando el mecanismo regular de la familia se encuentra incapaz de funcionar adecuadamente, como es frecuentemente el caso en los países en vías de desarrollo. El camino hacia la salvación es largo, arduo y algo solitario, enseña la Iglesia; uno tiene que luchar y bregar por su salvación todos los días de su vida. Lo que suministra el estado de bienestar es importante, aun esencial como base de una vida digna y decente; pero el desarrollo espiritual es responsabilidad personal y cosa muy distinta.
Sjlvanq E. R. (2018) [] Mis sitios