No hay precedentes muy exactos para indicar lo que se puede esperar en estos países a consecuencia de las grandes olas mundiales. Sin embargo, la historia moderna tiene un antecedente algo parecido en el área de la cultura popular y empresarial. La hegemonía norteamericana en las industrias cinematográfica, comunicaciones, ciencias y tecnología y el comercio, tal vez presten un ejemplo aleccionador. (...)
Pero vale la pena anotar, de manera aparte, que ha habido un cierto decaimiento en la cultura norteamericana también. (...) [Que se observa en la degradación y vulgarización completa de muchos aspectos de la cultura popular y comportamiento público en ese país.]
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La pregunta que se impone a raíz de esta observación, que es pertinente, es ¿por qué esto ocurre en una sociedad que ha hecho tanto para satisfacer las necesidades básicas de su población? Tal vez la responsabilidad de la sociedad para proporcionar las condiciones para el desarrollo humano, tiene sus límites. Claro, en el concepto católico, el individuo tiene que hacer su parte; la sociedad debe proveer las condiciones básicas, es decir, las condiciones de justicia y oportunidad, pero le incumbe al individuo, la familia y su contexto social inmediato hacer el resto. Es decir, el ser humano efectivamente tiene un libre albedrío que le permite actuar de acuerdo con, o en contra de, los propósitos de Dios. La sociedad debe proporcionar las libertades y condiciones básicas y el individuo tiene que cumplir con su parte. En el concepto de la Iglesia, la persona debe trabajar por su pan de cada día. El Estado, en la línea central del pensamiento católico mantiene que los padres, y no el Estado, deben asegurar los medios adecuados de su familia; en este pensamiento los organismos de caridad tienen una responsabilidad de intervenir cuando el mecanismo regular de la familia se encuentra incapaz de funcionar adecuadamente, como es frecuentemente el caso en los países en vías de desarrollo. El camino hacia la salvación es largo, arduo y algo solitario, enseña la Iglesia; uno tiene que luchar y bregar por su salvación todos los días de su vida. Lo que suministra el estado de bienestar es importante, aun esencial como base de una vida digna y decente; pero el desarrollo espiritual es responsabilidad personal y cosa muy distinta.
Ambiental/Seminario 4/U10-Profundizacion/6. Materiales de profundización.pdf
Mateus, J. R., & Brasset, D. W. (2002). La globalización: sus efectos y bondades. Economía y desarrollo, 1(1), 65-77.