Esta desconfianza de los representantes de los países en vías de desarrollo respecto de la forma cómo el mundo desarrollado enfocaba el problema ambiental hizo crisis a inicios de 1971, tras la segunda reunión preparatoria de la Conferencia de Estocolmo, cuando los representantes del Sur comenzaron a conversar la posibilidad de boicotear el evento. Strong, que había sido puesto al tanto de esta situación por el embajador de Yugoslavia, debió realizar un intenso lobby con los representantes del Tercer Mundo para evitar que todos sus esfuerzos por realizar una conferencia exitosa fracasaran estrepitosamente. Entre las distintas acciones que realizó, fue clave la convocatoria a una reunión ad hoc, en el pueblito suizo de Founex, a un selecto grupo de 27 personalidades de renombre mundial, principalmente representantes del Sur y expertos en temas del desarrollo, a fin de alcanzar un acuerdo y consensuar un punto de vista que recogiera los intereses del Tercer Mundo, referidos a superar el subdesarrollo, miseria y pobreza y unirlos al tema de la crisis ambiental (Tamames, 1979; Engfeldt, 2009; Sánchez, 2011). Así, entre el 4 y 12 de junio de 1971, se reunieron expertos en temas del desarrollo, economía y relaciones internacionales, vinculados a la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y a la FAO, entre otras agencias, y emitieron el Informe de Founex en el cual, por primera vez, se unían dos ideas que hasta ese momento aparecían como contradictorias: la idea de proteger el medio ambiente y la idea de alcanzar el pleno desarrollo. Además, también se señaló que la crisis ambiental, en gran parte se debía el estilo de desarrollo de los países altamente industrializados y que, a diferencia del Primer Mundo, en el Tercer Mundo, la pobreza y la miseria eran la mayor expresión de la crisis ambiental:
Puede afirmarse que, en gran medida, el actual interés en las cuestiones relacionadas con el medio ambiente ha tenido su origen en los problemas experimentados por los países industrialmente adelantados. Estos problemas son de por sí, en gran parte, el resultado de un nivel elevado de desarrollo económico [...] Estas perturbaciones han llegado a alcanzar tales proporciones que en muchos sitios constituyen ya un grave peligro para la salud y el bienestar humanos [...]Sin embargo, los principales problemas ambientales de los países en desarrollo son básicamente diferentes de los que se perciben en los países industrializados. Son principalmente problemas que tienen su raíz en la pobreza y la propia falta de desarrollo de sus sociedades. En otras palabras, son problemas de pobreza rural y urbana [...] Por estas razones, la preocupación por el medio ambiente no debe debilitar, y no es preciso que lo haga, el compromiso de la comunidad mundial –tanto de los países en desarrollo como de los industrializados– de dedicarse a la tarea principalísima de desarrollar las regiones más atrasadas del mundo. Por el contrario, subraya la necesidad no sólo de comprometerse plenamente a alcanzar las metas y objetivos del segundo decenio para el desarrollo, sino también redefinirlas a fin de atacar la miseria que es el aspecto más importante de los problemas que afligen al medio ambiente de la mayoría de la humanidad (El Informe Founex, en Marino de Botero y Tokatlian, 1983: 51-85).
Este Informe de Founex, donde se unían las ideas de medio ambiente y desarrollo, fue incorporado como documento base a la Conferencia de Estocolmo y permitió que esta siguiera su curso pre-establecido. De esta forma se pudieron realizar las dos últimas reuniones preparatorias, en septiembre de 1971 y marzo de 1972 en Nueva York, para llegar finalmente en junio de 1972 a la gran Conferencia de la capital sueca.
Ambiental/Seminario 4/U10-Profundizacion/10. Materiales de profundización.pdf
Estenssoro, F. (2015). El ecodesarrollo como concepto precursor del desarrollo sustentable y su influencia en América Latina. Universum (Talca), 30(1), 81-99.