Latino
Latino fue rey de Lacio. Según la leyenda, hijo de Fauno y padre de Lavinia, esposa de Eneas. Esposo de la reina Amata.
Latino en La Eneida
Descripción del Rey Latino, su reino, su linaje y las condiciones de continuidad de su trono antes del enfrentamiento con Eneas
«Regía en larga paz sus campos y sus felices ciudades el anciano rey Latino,
hijo de Fauno y de la ninfa Marica Laurentina; Fauno era hijo
de Pico, cuya ascendencia ¡Oh Saturno! remonta hasta ti, primer fundador
de su linaje. No tenía este Rey, por disposición de los dioses, hijo alguno varón, pues uno que tuvo
le había sido arrebatado en la flor de sus años; sólo le quedaba una hija heredera de su casa y de sus
vastos estados y ya en edad de tomar marido. Multitud de príncipes del gran Lacio, la Ausonia toda la
pretendían, y sobre todos el bizarrísimo Turno , de antiguo y poderoso linaje, a quien
la
esposa del Rey deseaba por yerno con extremado empeño;
mas los dioses lo impiden por medio de varios tremendos prodigios».
Fragmento del Libro VII de La Eneida, Virgilio.
Augurios del oráculo de Fauno a Latino sobre la política del reino y el casamiento de su hija
«Cuidadoso el Rey con estos prodigios, va a consultar los oráculos de
su fatídico padre Fauno en las selvas donde resuena el caudaloso raudal
de la sagrada fuente Albunea, que cubierta de opacas sombras, exhala mefíticos vapores.
Allí acuden en los casos dudosos a pedir oráculos las gentes de Italia y toda la Enotria;
allí cuando el sacerdote lleva sus dones y se echa a dormir, en la callada noche, sobre las pieles
extendidas de las ovejas sacrificadas, ve en sueños revolotear muchos espectros de maravillosa manera,
y oye varias voces y disfruta los coloquios de los dioses y hace llegar sus palabras hasta el
Aqueronte en los profundos avernos.
Allí también entonces el padre Latino, a fin de obtener oráculos, había inmolado conforme al rito,
cien lanudas ovejas y yacía acostado sobre sus extendidas pieles, cuando de pronto salió de lo más
hondo de la selva una voz que decía:
“No pienses, hijo mío, en dar tu hija a un esposo latino, ni creas en las ya preparadas bodas.
Vendrá un yerno extranjero, con cuya alianza se levantará nuestro nombre hasta las estrellas, y cuyos
descendientes verán sometidas a sus pies y regidas por sus leyes cuantas naciones contempla el sol
recorriendo uno y otro Océano”».
Fragmento del Libro VII de La Eneida, Virgilio.