Jano, el dios de dos caras

El dios bifronte Jano era, según ciertos mitógrafos, una divinidad indígena. Otros hacen a Jano oriundo de Tesalia de donde habría sido desterrado. Aurelio Victor refiere que Juno fue hijo de la princesa de gran hermosura Creusa, hija de Erectéo, rey de Atenas, y del dios griego Apolo. Erectéo casó a su hija con Xiphéo, quien, no pudiendo tener hijos, acudió al oráculo. Allí se le indicó que adoptase como propio al primer muchacho que encontrara en su camino y este muchacho fue ni más ni menos que Juno, el hijo que su esposa procuraba ocultar.

En todas las tradiciones se narra que ya en Roma, el rey mítico Cameses, de quien poco más que su nombre se sabe, compartió con Jano su reinado. A la muerte de Cameses, Jano reinó en solitario y acogió en Italia a Saturno cuando fue expulsado de los cielos por su hijo Júpiter. Fundó una ciudad llamada Janículo en la cima de una colina próxima a Saturnia, la ciudad gobernada por Saturno en la cima del Capitolio.

Su reinado, representativo de la llamada Edad de oro, fue tan pacífico que con el título de dios de la paz el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, le erigió un templo que en tiempos de guerra permanecía abierto. La costumbre se habría instituido por un prodigio atribuido al numen de Jano según el cual este detuvo una invasión de tropas sabinas haciendo brotar ante el enemigo un manantial de agua hirviendo. De forma que se creía que manteniendo la puerta del templo abierta se obtendría la protección del dios.

Tan antiguo es considerado Jano que Ovidio lo hace el mismo a quien llaman Caos y que habría existido desde antes de que los elementos fuego, aire, tierra y agua se separaran. De su original informidad resultaría que para este dios lo que está delante y lo que está detrás sean una misma cosa.

Ovidio atribuye su representación bifronte a las dos caras gemelas de una puerta, que puede ser a la vez salida o entrada, interior o exterior, comienzo o final. Refiere el poeta que todo lo abre y lo cierra su mano y le da a este dios el mote de portero de la corte celestial en virtud de quien entra y sale del cielo el mismísimo Júpiter. Su nombre era el primero en ser invocado en la liturgia romana y el mes de Enero se llamó de esa forma en honor suyo.

Según Plutarco, sus caras opuestas representan la mudanza de una forma de vida fiera y silvestre a una civilizada inducida por Jano en los habitantes del Lacio, bien haya sido este una divinidad desde el principio, bien un rey divinizado

Se ha vinculado a Jano con la ninfa Yuturna, con quien se habría casado y de cuya unión habría nacido el dios Fons, o Fontus, dios de las fuentes. También se le menciona en un episodio con la ninfa Carna.

¿Y tú qué tienes para decir acerca de Jano, el dios de dos caras?