Contrariamente a lo que podría parecer, Internet no está alterando los principios de socialización de los adolescentes sino que amplía algunas de las formas en que esta ocurre. Tampoco está modificando los procesos de aprendizaje. Los jóvenes han integrado Internet a su cotideanidad a partir de los parámetros culturales ya existentes y que marcan sus intereses como grupo, su relación con las tecnologías de la información y la comunicación y su actitud respecto a los contenidos escolares. El hecho de que los adolescentes mantengan un nivel de uso muy básico de esta herramienta informativa pone de manifiesto la existencia de dos niveles de acceso a Internet. Por un lado, para canalizar intereses individuales y de grupo relacionados con el ocio. Por otro lado, para buscar información que pueda ser seleccionada y analizada de forma consciente, en un proceso susceptible de desarrollar el pensamiento y la creatividad. Si bien el primer nivel de acceso se da de forma natural, el segundo no se está produciendo, ni lo hará sin el desarrollo de mecanismos de intervención coherentes dentro del sistema educativo. Esta intervención no debería centrarse en crear o hacer desaparecer asignaturas sino en generar los mecanismos necesarios para estimular desde la escuela la búsqueda activa de información, que permita a los jóvenes convertirla en conocimiento, y éste en sabiduría.
Albero, M. (2002). Adolescentes e Internet. Mitos y realidades de la sociedad de la información. Revista de estudios de comunicación, 3, 55-62.