Libitina

Libitina es la diosa romana de la muerte, las exequias y de las honras fúnebres. Está encargada de velar sobre las obligaciones para con los muertos. No posee leyenda propia.

Los libitinarii, funebreros, se reunían en el santuario de la diosa ubicado en una arboleda sagrada que puede haber existido en la región del Aventino, al sur de Italia, o en la colina del Esquilino, donde más tarde se erigió un templo a Venus Libitina. Allí eran registradas todas las muertes con fines estadísticos.

Una puerta del Coliseo por donde se retiraban los cadáveres de los gladiadores llevaba por nombre, en su honor, la Porta Libitinaria.

El poeta Horacio, en su Oda III 30, menciona a Libitina: “Non omnis moriar, multaque pars mei vitabit Libitinam”, esto es: “No moriré todo y una gran parte de mí evitará a Libitina”, traducido también como “No moriré del todo pues gran parte de mí evitará la Muerte” (Daniel Samoilovich y Antonio D. Tursi, 1998) o “No, no moriré del todo; la mejor parte de mí mismo se escapará de las tijeras de la parca: viviré” (Joaquín Escriche, 1847).

La edición de las Odas de Escriche nos aporta la siguiente información como nota al pie:
«Vitabit Libitinam, esto es, evitará la muerte. Libitina era la divinidad que presidia en los funerales, y en su templo se vendían las cosas necesarias para la pompa fúnebre. Unos creen que era la misma que Proserpina, y otros la misma que Venus; y que asistia a la muerte de los hombres como al principio de su existencia».

En otra edición comentada de 1834 a cargo de Urbano Campos y revisada por Luis Minguez, se sugiere que la etimología del nombre Libitina proviene de las palabras latinas que significan “según su voluntad”, porque este sería el modo en que nos es dispuesta la muerte: «Libitina, era la diosa de los funerales; así llamada, porque nos lleva, cuando le agrada, pro libitu».

En un género distinto al lírico, el historiador Plutarco se refiere a Libitina en el parágrafo XII del capítulo que dedica a Numa Pompilio en su obra Vidas paralelas. El ritual de los entierros que habría sido instituido por Numa, rendía culto, en especial, a Libitina, «Diosa inspectora de lo que es santo en orden de los muertos, ya sea Proserpina, o ya más bien Venus, como opinan los Romanos más instruidos, refiriendo no mal al poder de una misma diosa lo que pertenece al nacimiento y a la muerte».

¿Y tú qué tienes para decir acerca de Libitina?