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Ante la rápida extensión de los medios de comunicación de masas como forma de entretenimiento, estudiosos y gobiernos empezaron a preocuparse por dar a estos medios una orientación educativa. Se esperaba de la televisión —como ahora de los ordenadores— que ayudaría a paliar los problemas de falta de interés y bajo rendimiento escolar presentes en muchas escuelas. Sin embargo, mientras las tecnologías de la comunicación como instrumento de entretenimiento no han hecho más que prosperar, su uso con fines educativos no ha dejado de enfrentarse a una larga serie de fracasos, con algún éxito como excepción. (...) En general, el concepto de progreso asociado a Internet produce que se intente introducir en las escuelas sin haber realizado previamente las investigaciones necesarias para saber cómo podría sacársele el mejor partido (Bruckman, 1999).
Albero, M. (2002). Adolescentes e Internet. Mitos y realidades de la sociedad de la información. Revista de estudios de comunicación, 3, 55-62.